15.1.09

«'Godly Play': No es un juego de niños»


Reproducimos a continuación un artículo de Campanario (nº 24, dic. 2008), revista de la Iglesia Protestante de Salou (Tarragona). El artículo fue escrito por Sonia Pérez, miembro de dicha congregación, después de haber asistido a una sesión abierta de Godly Play que la iglesia ofrece cada dos meses para adultos.
    «Los expertos señalan que en el sistema de enseñanza actual fallan dos cosas: la falta de motivación de los maestros y la deshumanización de los planes de estudios. Si ésas fueran las debilidades de la enseñanza que reciben algunos niños y niñas de nuestra congregación, todavía pueden resarcirse y salir reforzados, asistiendo a la Escuela Dominical, y en particular a Godly Play.
    A los encargados de llevar el ministerio de Godly Play, Gregorio Sánchez y Laura Risquez, lo que no les falta en absoluto es motivación, ni devoción ni respeto al trabajo tan importante que ejercen en nuestra iglesia. Tuve ocasión de ser testigo de ello, asistiendo a la visita de adultos que preparan regularmente los primeros domingos de mes para enseñar el funcionamiento de Godly Play, una de las varias actividades con las que ayudan a desarrollarse a los más menudos en el marco de la Escuela Dominical.
    Godly Play es una reproducción del culto de los adultos pensada para los más pequeños, donde cada una de las partes en que se divide la celebración está pensada cuidadosamente para que la atención de sus jóvenes participantes no decaiga. Esto incluye un pequeño tiempo para que los niños se preparen mentalmente para el culto, el tiempo de la palabra, un tiempo para que cada niño exprese sus dudas o las conexiones que ha hecho en voz alta sobre los contenidos expuestos y un pequeño tiempo de comunión. Godly Play fue desarrollado por Jerome Berryman en los Estados Unidos y es una variación del método de educación Montessori. En España, David Pritchard es el coordinador nacional de la obra entre niños de Unión Bíblica e instructor acreditado de Godly Play, y ha visitado varias veces nuestra iglesia para colaborar e instruir a Gregorio y Laura.
    Debo confesar que mi única referencia al método Montessori antes de esta visita, consistía en una referencia de Elías Canetti, judío sefardí premio Nobel de Literatura en 1981, que en su autobiografía La lengua salvada recuerda que su madre encontraba los métodos Montessori de la escuela a la que asistía demasiado liberales y le envió no mucho más tarde a un internado suizo.
    Sin embargo, después de tantos años de experimentar con Godly Play y con la profesionalidad con la que lo dirigen Laura y Gregorio, su eficacia para crear una comunidad entre los niños y niñas, acercarles las Escrituras y los símbolos religiosos, así como ayudar a su crecimiento espiritual es indudable. En mi opinión, además, se estrechan los lazos de los hijos con sus papás y mamás, al entender qué es lo que hacen los mayores en la Sala Grande los domingos, mientras ellos inician su tiempo de Escuela Dominical.
    No olvidemos que los niños son los adultos del mañana. Seguramente sólo algunos de ellos lleguen a ser líderes espirituales, algunos menos premios Nobel, pero esperemos que en parte gracias a este ministerio, todos y todas lleguen a ser miembros los unos de los otros del Cuerpo de Cristo.»

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