
Tanto April (en la foto), como Sarah, fueron introducidas a Godly Play en nuestros seminarios y talleres en Madrid, en 2004 y 2005. De modo que, sigue rodando y creciendo la bola de nieve... ¡incluso en pleno verano!
«¿Cómo se manifiesta la espiritualidad infantil?
Los niños menores de aproximadamente siete años de edad tienen un sentido agudo de la presencia maravillosa de Dios. Tienen una imaginación fértil e interpretan las historias de manera literal. Las hadas, las brujas, los amigos invisibles y, de hecho, Dios, son tan reales como la vida misma.
Según se van desarrollando mentalmente, los niños empiezan a hacer preguntas acerca de Dios. Algunas se basan en el supuesto de que Dios es como cualquier otra persona; otras pueden ser preguntas profundamente teológicas, tales como: "¿Qué aspecto tiene Dios?", "¿Dónde duerme?", "¿Por qué permitió Dios la muerte del abuelo?"
Alrededor de ocho años de edad, los niños pasan por una fase emocional latente, durante la cual vuelven a ser menos espontáneos y cariñosos. Empiezan a formular sus propias ideas y tomar sus propias decisiones. Ya pueden separar la realidad de la ficción, y así van descartando algunas de sus fantasías anteriores. Todavía interpretan las historias y los símbolos de manera literal, de modo que los educadores deben mostrar atención al enseñar algunos conceptos abstractos (como el cielo y el infierno) e historias alegóricas.
Al acercarse a la adolescencia, los niños suelen poner a prueba su fe con preguntas acerca de la autenticidad de las Escrituras, el poder de la oración, y los problemas del dolor, el hambre y la guerra. Debemos alegrarnos de estas inquietudes, y estar preparados para ofrecerles tiempo para el desarrollo de dichas discusiones.
Aunque Dios no cambia, nuestra experiencia de su presencia, las formas de culto e interpretación de las Escrituras varían según nuestra edad y la cultura en la que vivimos. Nuestros niños tienen sus propias experiencias espirituales, sus propios alegrías y tristezas. Al ir construyendo buenas relaciones con nuestros niños, debemos estar abiertos a las conversaciones. Es preciso dedicar tiempo y mostrar paciencia al esperar sus preguntas, y es mejor responder a las mismas con otra pregunta -por ejemplo, "¿Qué opinas tú al respecto?"- o tener una conversación sobre el tema, en vez de ofrecerles una contestación rápida. El camino de la fe implica un proceso de búsqueda y reflexión que los adultos y los niños realizan juntos, proceso que dura toda la vida.
Godly Play, un método de aprendizaje basado en la pedagogía Montessori, trata de desarrollar los intereses y actividades naturales de los niños, permitiéndoles que investiguen una historia bíblica a su manera y dejándoles tiempo para reflexionar sobre sus propias preguntas y suposiciones en un entorno tranquilo. Las mejores oportunidades para la enseñanza a menudo surgen con el comentario de un niño hecho como de pasada, o cuando los niños esperan a sus padres al final de la sesión, porque eso es precisamente el momento en que preguntan sobre las cosas que realmente los interesan.»
Where are the children. Evangelism beyond Sunday mornings, Withers, M.; Oxford: The Bible Reading Fellowship; pp. 34-35.
«Godly Play: una forma contemporánea de relacionarse con la Biblia.
Un nuevo método que ayuda a los niños a relacionarse con la Biblia ha sido desarrollado como resultado del trabajo de Sofia Cavalletti y la entidad mundial que ésta creó en Roma en 1963, llamada The Maria Montessori Association for the Religious Formation of the Child (La Asociación María Montessori para la Formación Religiosa del Niño). En Estados Unidos a este grupo le representa la organización llamada The Catechesis of the Good Shepherd (La Catequesis del Buen Pastor). Godly Play fue desarrollado y puesto a prueba entre grupos de niños durante más de veinte años por el pastor episcopal, autor y educador, Jerome Berryman, y se usa cada vez más en iglesias de muchas denominaciones en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido.
Godly Play es un método para narrar historias bíblicas y presentar lecciones sobre las tradiciones de la iglesia, empleando materiales tridimensionales. El método invita al participante a entrar en la historia, y potencia conexiones con la propia experiencia a través de preguntas de reflexión y un tiempo abierto de respuesta personal. Después de escuchar la historia, los niños escogen libremente la manera de responder a la misma: contándola de nuevo con los materiales de la lección; usando juegos, libros, mapas o puzzles; o por medio de la expresión artística.
Este enfoque ha sido recibido calurosamente por educadores interesados en ayudar a los niños a conocer la Biblia, porque anima a cada participante a involucrarse a su propio nivel, sin distinción de edad, etapa evolutiva o grado de compromiso religioso.»
Touching the Future. A handbook for church-based children's leaders, Dallow, G.; Oxford: The Bible Reading Fellowship; p. 137.
«Jerome Berryman ha desarrollado el método Godly Play, basándolo en La Catequesis del Buen Pastor * y el trabajo de Montessori. Aunque en muchos sentidos es parecido a La Catequesis, Godly Play se adapta más fácilmente a iglesias 'no litúrgicas'. Actualmente, este método se extiende más y más por toda Norteamérica. En una sesión de Godly Play, después de recibir la bienvenida, los niños se sientan en el suelo en un círculo para un tiempo breve de oración y cánticos. Luego, son invitados a participar en una historia bíblica, la cual se relata de forma simple, usando las palabras esenciales del texto. El narrador o la narradora utiliza solamente su voz, objetos sencillos y gestos de mano; así cuenta la historia manteniendo su mirada enfocada en los materiales. La falta de contacto visual con los niños significa que lo que importa es la historia en sí, más que la persona del narrador. Los niños 'entran' en la historia con el propósito de 'habitar' en ella durante unos instantes, a fin de encontrar a Dios en ella y escuchar lo que Dios tiene que decirles. Después de la historia, los niños, juntamente con los líderes adultos del grupo, reflexionan sobre el sentido de la misma. El narrador no 'enseña' el significado. Al invitar a los niños a reflexionar sobre la historia, la implicación es que Dios puede hablarles y que el Espíritu de Dios les guiará a captar el sentido de la historia; es posible que el narrador no se dé cuenta de la importancia de tal significado para el niño. Después de este periodo de reflexión, cada niño o niña escoge la manera de responder personalmente a la historia. Podría optar por usar los mismos materiales empleados en la narración de la historia y, así, realizar su propio relato individual y empático de la historia. Otra opción podría ser la expresión de sus sentimientos y pensamientos a través del arte. Sea cual sea su elección, el niño dispone del tiempo y del espacio para procesar su respuesta personal a la historia y presencia divinas, sin distracciones.* La Catequesis del Buen Pastor es un método desarrollado por Sofia Cavalletti, basado en su libro 'El Potencial Religioso Del Niño'.
Tanto La Catequesis del Buen Pastor como Godly Play integran la adoración con el aprendizaje, pero el énfasis se pone en la adoración. Se afloja el ritmo, lo cual permite que los niños de todas las edades tengan tiempo para reflexionar. Aproximadamente veinte niños como máximo caben en el 'atrio' ** o en la sala de Godly Play. Por lo tanto, ambos métodos son especialmente apropiados para iglesias pequeñas, aunque algunas iglesias muy grandes también han empezado a introducir tal modelo en uno o varios de sus cultos.»
Children Matter. Celebrating their place in the church, family, and community May, S., Posterski, B., Stonehouse, C., y Cannell, L.; Grand Rapids / Cambridge: Eerdmans; p. 234.